Aquellas escapadas dejando huella por
las sendas con nuestros secretos.
Aquellas largas charlas y largos encuentros,
y me acuerdo que moríamos de ganas,
que calmaban con acierto al unir
nuestros labios sedientos.
Más ahora ya no hay palabras
para el encuentro,
ni brotan de ellos el deseo.
Te marchas de este mundo,
me dejas ahora que te he encontrado.
Arrancando de mi corazón
el único amor que era sincero.
Ana G.
©
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