Recostado tu cabeza sobre mi hombro,
dices entre silencios tu sentir,
ecos de pensamientos sin decir.
Entra no te quedes fuera
siembra de alegrías mi jardín.
Tus ojos, reflejo de tu gozo,
clavados en mi piel.
Vamos atrévete.
Construyamos tú y yo
un paraíso nuevo donde las
palabras fluyan sin miedos,
donde no hayan sombras del pasado,
ni remordimientos por sentir.
Donde el cielo siempre sea azul,
donde se busquen nuestros cuerpos
con tan sólo el deseo de vivir.
A.G.
2 comentarios:
que hermoso y tierno tu poema.. me quedo con eso de crear el paraíso lleno de amor y ternura que tus versos me envuelven.
saludos fraternos
un abrazo
besos
Hola Ana; buenos días. no te preocupes. Es precioso lo que escribes como siempre. Espero que se ponga mejor y que pases un buen día. Muchos besos
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