Herida
grave que me dejas
al
marcharte de mi lado,
muerte
anunciada y no
comprendida
de este gran amor.
No
tengas remordimientos,
así es
el juego del amor, caprichoso
y
egoísta, algunas veces pendenciero
y casi siempre
traidor.
Aunque
tardará en curarse esta herida
no voy
a permitir que nadie me cambie
por esta
vil y engañosa traición.
Lloraré
en los brazos de la vida,
y como
siempre ocurre en estos casos
volveré
a creer en el amor.
3 comentarios:
no importa cuantas veces uno caiga... debemos levantarnos!!
un abrazo
Es ciert, Ana...cuando eso ocurre se cree que se perderá la fe y el amor nunca volverá..pero, no es asi..en cuanto esa llamita empieza a alumbrar otra vez, nuestro corazón está dispuesto nuevamente a amar.
Besitos de nácar.
Te felicito por este poema que es sencillamente precioso.
El amor no atiende a razones y a veces se ciega... pero es maravilloso.
Un saludo.
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