Aquí en este preciso
momento,
sentados junto al mar,
explorando nuestros
cuerpos,
dejándonos llevar por
pasiones sin remedio.
Deslizas tus manos entre
mis piernas
y sin darme cuenta tu boca
roza en mi flor deseosa,
y una febril ansiedad me
recorre la columna dorsal
que llega abrasar las
entrañas.
Una oleada de espuma blanca
sucumba tu cuerpo
para culminar lo que jamás
culminará,
porque es eterno.
Del libro Naturalmente Enamorada
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