Segunda parte.
Aquel hombre seguía con sus
trece. Ahora ya no era mal trato, ahora era mucho peor, era maltrato por
venganza. Venganza por no seguir a su lado, por haberle dicho “basta” en todas
sus narices. Venganza por no seguir sometida al sí cariño, lo que tú digas. Sí.
Venganza de comprobar que a nadie se le puede someter, con chantajes, con
mentiras, con falsas perspectivas y mucho menos a todos estos calificativos
llamarlos amor.
No digo que él no lo tenga
por amor. Qué por supuesto es falso y erróneo. Digo que él se cree que haciendo
todo esto, se llama amar. Lamentablemente la gente que entienda un poco de
psicología comprende que este hombre es un maltratador y no está en sus
cabales. El chantaje emocional es una de las patologías más dañinas que se da dentro
del maltrato.
Intentan apartarte de todos
cuantos te rodean, haciendo alusión a que nadie te quiere y te comprende mejor
que él. Todo el mundo solo se te acerca para reírse o burlarse, o sacar algo a
cambio. Son celosos hasta los extremos, capaces de inventar situaciones jamás
ocurridas con tal de tener sometida a la persona. Aunque en verdad son listos e
inteligentes, ya que encuentran el punto débil, y con él juegan a su antojo.
Pero siempre hay un punto y
final, donde la maltratada reacciona apartándole de tu vida a la mayor brevedad.
Aunque Isabela ha sido
humillada públicamente, ha sido vapuleada y un sinfín de hechos que se da en
esta historia. Pero el maltratador psicológico ignora un hecho muy importante,
y es que, las personas piensan. Y está más que claro y comprobado que la verdad
siempre de todo cuanto ha puesto en entredicho el maltratador sale a la luz.
No importa cuánto tiempo
pase, pero más tarde o temprano se el veredicto se sabrá y el maltratador pague
o se arrepienta con creces tal atrocidad, si no lo está pagando ya.
Articulo por Ana Giner
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