Fuego que arde al unísono de la
misma llama,
bocas que intercambian ansiados besos,
mientras las lenguas se
entrelazan,
danzando, frenéticas en lujurioso
juego.
Manos que bajo sabanas,
buscan erizar tu piel,
sin pronunciar más palabras.
Gemidos y suspiros en la noche
callada,
dos cuerpos entregados en
abrazos,
carnes que se abren en lujurioso
festín,
buscando el éxtasis final
compartido.
Empapados de sudor,
yacerán abrazados juntos, muy
juntos,
después de haberse amado,
en esta noche callada.
Ana Giner.
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