No me puedo ni imaginar, la desolación y vacío en las
entrañas, que debe de estar pasándolo en estos duros momentos, la hija de
Verónica Forqué.
Una madre, es el pilar más fuerte y el vínculo irrompible e
indestructible, que se crea entre una hija/hijo. En esta vida, no conocía a
Verónica en persona, pero es, como si la conociera de toda la vida. A través de
sus películas, series, entrevistas, se me caía la baba, mirándola. Su manera de
hablar, sus gestos, sus frases. Toda ella, era, ternura, paz, sosiego. No, no
la conocía en persona, pero tenía ese don de trasmitirme todo eso.
Terminó su vida, por desesperación, por dolor, porque no vio
salida, ¡ojalá! hubiera sido de otra manera y en otras circunstancias, pero son
las que son, aunque nos duela el alma por su pérdida.
Hay que tratar las enfermedades psicológicas desde la
profundidad y no enmascárala con tratamientos superficiales, Las enfermedades psicológicas,
son serias, muy serias. Hacen falta más psicólogos, psiquiatras.
Señores directores de cine españoles. En otros países sería
impensable que una actriz de la talla como Verónica Forqué, no tuviera un papel
hecho a su medida, Tienden a olvidarse muy pronto de todo lo que nos aportan
los actores y actrices de este país. Por favor, si pedimos Cultura, foméntenla primero
ustedes y no se olviden de las actrices que ya no son tan jóvenes, recuerden
siempre, que un día las actrices, no tan jóvenes, les hicieron ganar mucho
dinero.
A.G.C